
Inteligencia Artificial: ha comenzado la revolución del trabajo (y de nuestra vida)
ChatGPT ha cambiado las reglas del juego, pero la IA se encuentra en empresas y hogares desde hace décadas. ¿Qué está pasando? Un nuevo y fascinante capítulo de la historia entre máquinas y seres humanos.
En los meses entre 2022 y 2023, el mundo tomó conciencia de manera repentina de la existencia de la Inteligencia Artificial (Artificial Intelligence, IA) y de todo lo que sus aplicaciones son capaces de hacer. Gran parte del mérito de esta nueva y fulgurante realización puede atribuirse a OpenAI, o más bien a ChatGPT, el servicio más popular lanzado por la empresa californiana detrás de la cual están, entre otros, Microsoft y Reid Hoffman, cofundador de LinkedIn.
En realidad, como muchos sostienen, la IA lleva con nosotros mucho tiempo, desde que los humanos descubrieron la capacidad de abstracción, imaginación y narración. Algunos llegan incluso a identificar la propia inteligencia humana con la inteligencia artificial. Entonces, ¿de dónde viene el bombo publicitario que ha invadido la web y todos los canales de comunicación, con tonos alternativamente optimistas y apocalípticos?
Probablemente nunca antes las aplicaciones prácticas de una nueva (?) tecnología habían tocado la vida profesional y privada de las personas con tanta facilidad, rapidez y concreción, abriendo al mismo tiempo horizontes de progreso y abismos de desconcierto ante las posibilidades que ponen a nuestro alcance, como simplificarnos cientos de tareas o quitarnos el trabajo de una vez por todas.
Inteligencia Artificial
Existen al menos tantas definiciones de inteligencia artificial como campos de aplicación. Nació oficialmente en una conferencia celebrada en 1956 en Estados Unidos como «the science and engineering of making intelligent machines» (John McCarthy). Según la Enciclopedia Treccani en línea, la inteligencia artificial es la «disciplina que estudia si los procesos mentales más complejos pueden reproducirse mediante un ordenador, y de qué manera». Nosotros añadiríamos que también es la disciplina que crea y mejora constantemente esos ordenadores y procesos. Hasta el punto de que toda la IA de la que estamos rodeados (el asistente del parque en el coche, Alexa y Siri poniendo música por nosotros, o el traductor de Google) nunca nos había sorprendido tanto como hasta ahora que hemos visto en funcionamiento una aplicación que puede mantener una conversación con nosotros, darnos respuestas (en su mayoría) sensatas, pero sobre todo crear algo que le hemos pedido en cuestión de segundos: un post, un artículo, una imagen que no existía. Por decirlo en una palabra, es el salto entre la IA débil y la IA fuerte, la que va más allá de la resolución de problemas y empieza a pensar y actuar de forma autónoma.
La Automated Content Creation
La IA Generativa es la inteligencia artificial capaz de crear contenidos sin editar (aunque, en este punto, habría que discutir cuestiones de derechos de autor) de forma autónoma, y es la base de la Automated Content Creation. Como se ha dicho, la más famosa y utilizada de estas herramientas es ChatGPT, un chatbot basado en el modelo de lenguaje GPT (Generative Pre-trained Transformer) cuya versión 4 está disponible desde hace unos días. ChatGPT ha superado los 100 millones de usuarios en los dos primeros meses desde su lanzamiento y cuenta con más de 13 millones de usuarios diarios para 2023. Pero también están DALL-E, Stable Diffusion o Midjourney, que crean imágenes a partir de entradas textuales, y decenas de otros cuyos algoritmos son capaces de generar vídeos, avatares, voz, música, presentaciones, adv (de Synthesia a Tome pasando por AIVA). Sin embargo, se trata de la clásica «punta del iceberg», porque los sistemas que explotan la IA, especialmente en el ámbito empresarial, están ahora muy extendidos en muchos sectores y hacen uso del aprendizaje automático, el reconocimiento de voz y de caras, el análisis de datos y mucho más.
Inteligencia Artificial y negocios
En realidad, en el mundo empresarial, el software, el hardware y los procesos basados en la IA se conocen, prueban y utilizan desde hace mucho tiempo. Estos últimos avances actúan como un acelerador más para automatizar tareas y procedimientos de forma más rápida y eficaz. Según el último informe de Deloitte, State of AI in the Enterprise, para el 94% de los directivos encuestados, la IA será un factor clave en los próximos cinco años, para el que crecerá la inversión (según el 76% de los encuestados) pero en el que uno de los principales escollos seguirá siendo la implicación y formación del personal. Y en cuanto al empleo, ya empiezan a perfilarse los nuevos especialistas de la disciplina, capaces de interactuar con los algoritmos para obtener los mejores resultados o verificar sus salidas y retroalimentarse. Un ejemplo de ello es el prompt engineer (o designer), una figura especializada en idear las instrucciones que se darán a la máquina y que se espera que sea cada vez más demandada en todos los ámbitos, es decir, en todos los sectores en los que ya se utiliza la IA: de las finanzas a la atención al cliente, del arte al derecho, de los servicios sanitarios a las traducciones automáticas.
La «guerra» de la IA
Con subvenciones millonarias, adquisiciones e integraciones de sistemas, todo el mundo de la tecnología se ven envueltos en una revolución. Microsoft integró «su» ChatGPT en Bing y lanzó Copilot, para Teams y el paquete Office. Google se enfrenta a Bard, una inteligencia cuyo potencial aún está por descubrir. Meta, por su parte, ya ha experimentado un par de fracasos e intenta remontar con herramientas como Make-A-Video. Pero, más allá de la búsqueda de la app más sorprendente, la sensación para los emprendedores es que hemos llegado a un punto de no retorno, uno de esos puntos de inflexión históricos que, no en vano, ya se ha comparado con la revolución industrial o la invención de la cámara fotográfica.
STAR7 y la IA
Para STAR7, el uso de la IA no sólo es un hecho, una parte integral de nuestros procesos, sino que representa una de las fronteras más fascinantes y fervientes de la investigación y la experimentación. Mientras que la Traducción Automática es una herramienta consolidada en manos de nuestros profesionales, cuyos resultados aumentan constantemente en calidad y cantidad gracias, por ejemplo, a las aplicaciones de reconocimiento de texto en imágenes complejas, funciones como Speech to Text y Automated Speech Recognition están resultando decisivas en el flujo de trabajo de la transcripción. Además, se están implantando otras aplicaciones de IA en proyectos que afectan a todas nuestras líneas de servicio. Porque siempre nos ha gustado ver la tecnología como una oportunidad, un recurso que hay que aprovechar, y la IA no es una excepción. Habrá que gestionarla, mejorarla, personalizarla y regularla (la ética de la IA y el mayor riesgo de falsificaciones son capítulos por escribir), pero todas las empresas, sean conscientes de ello o no, han entrado ya en la era de la Augmented Workforce: el trabajo resultante de la cooperación entre humanos e inteligencia artificial.
PS: por si te lo estabas preguntando, este artículo NO ha sido escrito por ChatGPT.